Que rápido escurren los días
Su gélida mano acuosa
Por sobre la planicie seca de mi espalda
Apenas ayer era primavera y hoy me crecen raíces en los labios
Se afianzan en mi verbo y se nutren de mi aliento
Mi poesía es de tierra y agua, de sed y saciedad
Puedo construir con ella metáforas de arcilla milenaria
Los hombres construyen murallas porque tienen miedo de la marea de la palabra
Del océano infinito del verbo
¿Quién puede distinguir las gotas en el agua del mar?
Cada una es distinta y a la vez igual
Como la marea venímos invadiéndolo todo
Fecundando sus temores con la marea
Furiosa de nuestras vidas
Los que construyen murallas hace mucho que han muerto
Pero no lo saben y confunden el silencio de la nada con la paz
No saben que el continuo degarre, es el precio a pagar por estar vivos
Y nosotros habremos de pasar por sobre los restos polvorientos de su ser marchito
Soportar la lluvia de ceniza en sus pagos de infinita oscuridad
Porque sabemos que la oscuridad está preñada de luz
Por más que ellos se empeñen en no dejarla parir
Entonces vamos , abriendo camino con el vuelo de los pájaros
Y que nuestra errancia eterna sea la marcha de la libertad.