En busca del olvido de los momentos pérdidos
En melancólica contemplación del tiempo mismo
Pretendí escapar de la realidad y sus epejos
Ocultando mi sombra tras los muros
Apagar la ardiente sed de tiempo eterno
Alargando hasta quebrarlos los minutos
Y me quedé flotando en un vacío de todo
Como un pez en un vaso prisonero
Creyendo que mis prisiones eran el mundo
Y la pulsión de mis entrañas su estallido
Yo creí ver nacer al universo
En el suave estertor de las hojas
Secas que el viento ofrendaba a mis pies
¡Ay mi mundo era pequeño y me cabía,
en el anhelo de la palma cerrada!
¡Ay mi mundo era pequeño y a fuerza, de ocultarlo en las honduras de mi pecho!
Se me ha confundido con los huesos
¿Es que acaso he entregado mi parte de eternidad?
Sólo el tiempo, el tiempo solo, el solo tiempo lo dirá.

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