Las cosas caen por su propio peso: los hombres son aves de ceniza en vuelo hacia la pupila delgada del horizonte. Amo el grito de las gaviotas que fractura el tiempo y lo devuelve en instantes como figuras de caleidoscopio. Y el mar avanza sobre mis playas , caricia eterna de lo inalcanzable, dulce tentación de entregarse al todo y fundirme en una danza de agua, sal y arena. No quiero conceptos, quiero la sangre con aroma a yodo, quiero la quemadura del sol por tatuaje marinero y el deslumbramiento de las caracolas que cantan sin saber que cantan. Voces que encadenadas a un vaivén tan viejo como la tierra habéis perdido la esperanza del reposo, dejadme enjuagar mi cuerpo desnudo en vuestra invisible tinta oceánica para ser entonces un sólo grito, un sólo latido con el mar. Y se he de vivir lejos del mar miraré al cielo para inundarme de la borrasca de las nubes y del naufragio de las estrellas. Tell me what you see?

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