Ciudad
La ciudad se levanta como un espectro de humo
El frío de la mañana le eriza la piel de asfalto
Y nosotros que tomamos a la vida por asalto
Nos despojamos del rostro, de las voces y a lo sumo
Conservamos la desnudez primitiva de las almas
Que de la muerte oscura del olvido lacerada
Las cosas de
este mundo serán las agudas armas
Por huir de su emboscada
Nos volvimos el silencio
Dejando nuestra memoria incrustada en las paredes
Por si acaso viniera de madrugada
Que nuestras sombras las borre
La luz del alba
Y si viniera de tarde
Cuando pesados de sueño
Encerramos tras los ojos
De la vida el dulce anhelo
Entonces que nos confunda
Con su propio sueño eterno
No nos delataremos pues estaremos lejos
En las celestes praderas jugando con los recuerdos
La muerte busca a tientas el desamparo
Es el miedo el perfume que la guía
El agónico esperar su presencia cruel y altiva
Quien la sueña y la espera la tendrá pronto a su vera
Porque será
como el agua es a la sed
Que de la abundancia henchida
A su contrario sin saberlo crea
¿Pues cómo existirá lleno sin vacío?
¿Oscuridad sin luz?
¿Muerte sin tiempo?
¿Rosa sin espina?
¡Oh destino del hombre condenado al dolor para saber
la alegría!
Más si tan cruel paradoja a una cárcel semeja
Sabed que hay una salida
Más allá de la honda herida
De saberse vivo y muerto
Instante pariendo lo eterno
Si miras que al final del día
En un pequeño resquicio
Está naciendo la muerte
Y muriendo está la vida
Y en esa tierra de nadie
Cuando nada tiene forma
Escaparemos sin prisa
Y nombraremos el verbo.
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