Soliamos reunirnos al abrigo del recuerdo
En un café sin nombre ni apellidos
Nuestras palabras recien nacidas humeaban como las tazas
Y un perfume insistente de gozo nos enchía el alma
Todos los cafés del mundo son florestas
Donde millones de voces se enmarañan, tuercen y labran
En el caos formas fabulosas.
Ante una taza de café la poesía brota
Espontaneamente , musa embriagada
Y existe todo un ceremonial antiguo
En torno al acto de reunirnos a beberlo
Cuántas veces no he reinventado mi existencia
Quemando mis naves al calor de la sonrisa
O el silencio enmudecido de quien me oye
El café es una fuente que mana lujuria
Por eso no es apto para los inquisidores
Ni para los ascetas del dolor ajeno
Yo quiero contigo volver a beber
Y gastar las horas como quien gasta pétalos de rosas
Y que sea el oscuro grano como mi segunda piel
Con la que desnuda me presento ante tí.
En un café sin nombre ni apellidos
Nuestras palabras recien nacidas humeaban como las tazas
Y un perfume insistente de gozo nos enchía el alma
Todos los cafés del mundo son florestas
Donde millones de voces se enmarañan, tuercen y labran
En el caos formas fabulosas.
Ante una taza de café la poesía brota
Espontaneamente , musa embriagada
Y existe todo un ceremonial antiguo
En torno al acto de reunirnos a beberlo
Cuántas veces no he reinventado mi existencia
Quemando mis naves al calor de la sonrisa
O el silencio enmudecido de quien me oye
El café es una fuente que mana lujuria
Por eso no es apto para los inquisidores
Ni para los ascetas del dolor ajeno
Yo quiero contigo volver a beber
Y gastar las horas como quien gasta pétalos de rosas
Y que sea el oscuro grano como mi segunda piel
Con la que desnuda me presento ante tí.
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